Siempre he admirado a la gente que tenía una vocación clara desde muy joven. Ser médico, bombero, bailarín… sin embargo yo nunca detecté algo tan claro para mí.
No os voy a aburrir mucho con mi currículum pero es un cóctel peculiar: me formé y trabajé tanto en banca, como en comunicación y también en el sector social.
¿Y sabéis qué? Después de todo este tiempo pensando así, he estado dándole vueltas y sí que tengo una clara vocación: ser de la Generación 43.
Mi día a día está cargado de sueños , ilusiones y en definitiva de aventuras.
He arriesgado y confiado en mi instinto, dejando 6 años de asesora financiera y empezando otra profesión totalmente diferente desde cero.
Calculando los pros y los contras pero aún así siendo consciente que me gusta lanzarme a la piscina y que si me ahogo, ya lograré salir a flote que por algo sé nadar
; )
Así soy yo, tenaz, decidida, arriesgada, optimista, persuasiva y por encima de todo: soñadora .
Es que no hay nada mejor ni más vocacional que querer ser feliz en la vida. Un estilo de vida que se base en sonreír, disfrutar, amar y ser dueño y responsable de tu propio destino y que sea tu mayor éxito el ser como eres.
Ya sé porque no había definido mi vocación, porque no había detectado que vivir la vida como soy y querer sonreír, ya es en sí mi más valiosa aptitud .
Y desde luego que valgo para ello.
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